anoche soñé que se me olvidaba mi cumpleaños… y no fue una casualidad.

llevo días suspendida en otro universo, uno que al parecer me fabriqué para acurrucarme un rato y escapar de la autoexigencia.

vuelvo a tientas, de vez en cuando, para tocar tantito la realidad y vivir los días tal y como transcurren: serenos, cotidianos, amorosos.

me entero de las novedades, atiendo la agenda, resuelvo lo indispensable y regreso a este rincón mío donde me doy el lujo de la imperfección.

el permiso de abrazarme aún cuando falle por lo difícil que me resulta este trecho, de bajar la guardia, de inventarme un nuevo ritmo.

“se me olvidó mi cumpleaños”, me repetía incrédula una y otra vez en el sueño; ¿es que me habré olvidado de volver y se me escurrieron las fechas entre los dedos?

entre tantos ires y venires de un lugar al otro, del ajeno al mío, terminó por deslavarse la frontera entre el crepúsculo y la aurora.

creí que me escabullía del correr del calendario, pero me di cuenta de que este mundo imaginado siempre fue parte de la vida… esa vida de la que nunca me fui.